martes, 25 de septiembre de 2012

La contradicción del aula


En nuestra breve infancia,
la lucidez efectiva
que transita las entrañas
se desvanece al instante
en que irrumpimos al aula
donde nos piden ser excelsos,
ordenados, quietos,
y rechazan el genio
de quien no toma agua en vaso
del que rompe el vaso
y se corta, y sangra
y moja la herida con agua para sangrar más.
Yo no me mojo, no puedo mojarme porque me ahogo.
Me ahogo en la sangre y en el agua, y en todos los fluidos corporales de mi cuerpo.
Y entonces dejo de sangrar porque ya no quedo. Mi sangre se mezcló con el resto de los fluidos de las otras personas que se desangraron y deshidrataron de tanto sudar la rabia. Ya no siento porque estoy congelada, soy un híbrido. Me quitaron la rabia y no me tengo. No escucho, porque el agua me perforó los oídos. No escucho nada porque escucho todo el ruido y todos los gritos, mis gritos, porque el agua me entro al cerebro. Se me ablandó el cerebro y ahora es atún enlatado en aceite.


ADIÓS PARA SIEMPRE COLEGIO DE MIERDA AJAJAJA

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